No sé qué quiero: cuando la vida se siente suspendida
Hay momentos en que la vida continúa avanzando… pero internamente parece detenida. Se cumplen tareas, se responde lo necesario, se sostiene lo urgente, pero persiste una sensación de desorientación: no saber qué se quiere, hacia dónde ir, qué camino tomar o incluso qué se siente.
Frases como “estoy desconectad@”, “siento que no tengo rumbo” o “todo sigue igual, pero yo no” aparecen con frecuencia en la consulta psicológica. Aunque a veces se interpretan como indecisión o “falta de voluntad”, desde la psicología humanista estos estados hablan de procesos internos mucho más profundos.
Cuando la vida interna queda en pausa
No saber qué se quiere no es necesariamente un signo de desinterés, sino que puede ser un reflejo de:
-
Agotamiento emocional
-
Desconexión con tu propio deseo o contigo mism@
-
Vivir en "piloto automático"
-
Estar atravesando un cambio interno aún no procesado
-
Haber sostenido durante años expectativas ajenas
La sensación de “pausa” no implica inmovilidad; implica que la persona está viviendo un momento en que su mundo interno aún no logra reorganizarse, por lo que las decisiones externas se vuelven difíciles.
Carl Rogers (1959) describe este estado como una “distancia entre la experiencia vivida y la conciencia de la experiencia”. En otras palabras, cuando estamos muy desconectados de lo que sentimos, es imposible saber qué queremos.
¿Por qué ocurre esta desconexión interna?
1. Exceso de exigencias externas
Durante años, muchas personas han aprendido a guiarse por expectativas familiares, académicas o laborales. En ese contexto, el deseo propio queda desplazado por los mandatos externos. Saber qué es lo que se quiere requiere un espacio que quizás nunca se tuvo.
2. Cansancio emocional acumulado
El cuerpo y la mente pueden entrar en un estado de economía de energía. Antes de preguntarse por metas o futuros posibles, necesitan descanso.
3. Transiciones vitales
Cambios de etapa (fin de estudios, inicio de la vida laboral, rupturas, mudanzas, duelos) generan una reconfiguración identitaria. No saber qué se quiere es parte del proceso.
4. Desconexión afectiva temprana
Como plantea Alice Miller (1997), quienes crecieron priorizando las necesidades de otros suelen tener más dificultad para reconocer lo propio. El deseo se aprende cuando hubo espacio para expresarlo.
No es falta de claridad; es un proceso emocional
Desde una mirada clínica, es importante comprender que el deseo no aparece por obligación. Surge cuando existe un ambiente interno lo suficientemente seguro, regulado y conectado como para escucharlo.
Por eso, intentar obligarse a “decidir”, “moverse” o “saber qué hacer” solo aumenta la frustración. No es que la persona no quiera avanzar: es que está en un momento en que todas las respuestas aún se están gestando.
¿Cómo puede ayudar la psicoterapia?
La terapia no entrega respuestas externas, pero sí algo fundamental:
un espacio donde la experiencia interna puede volverse escuchable.
En psicoterapia se puede trabajar en:
-
Reconstruir el vínculo con el propio deseo y con un@ mism@.
-
Identificar qué partes del malestar son propias y cuáles vienen de expectativas externas.
-
Comprender qué emociones están bloqueadas o silenciadas.
-
Habitar la pausa sin sentir culpa o urgencia.
-
Acompañar la transición hasta que el deseo reaparece con más claridad.
En este sentido, no saber qué se quiere no es un fracaso, sino un lugar legítimo desde donde comenzar un proceso.
Si la vida se siente suspendida, no estás sol@
Hay etapas en las que la dirección no está clara, no porque no exista, sino porque aún no puede ser percibida. Ese espacio —confuso, incierto, a veces incómodo— también es parte del camino personal.
La psicoterapia puede ayudar a que esa pausa deje de sentirse como un vacío, y se transforme en un tiempo fértil para volver a encontrarse.
Bibliografía
-
Miller, A. (1997). El drama del niño dotado. Tusquets Editores.
-
Rogers, C. R. (1959). A theory of therapy, personality and interpersonal relationships as developed in the client-centered framework. En S. Koch (Ed.), Psychology: A study of a science. Vol. 3. McGraw-Hill.
-
Stern, D. (2010). El mundo interpersonal del infante. Paidós.
Dejar un comentario