Cuando todo pierde sentido: La búsqueda de significado en la vida
En algunos momentos de la vida, el sufrimiento no tiene nombre ni forma clara. No se trata de un duelo específico, ni de una crisis aguda, ni de un diagnóstico evidente. Es una sensación más sutil —pero profundamente dolorosa— de vacío, de falta de dirección. Una pregunta que aparece en silencio: ¿para qué?
Desde la psicoterapia humanista y existencial, esta búsqueda no es vista como una patología, sino como una parte esencial de la experiencia humana. Tener un propósito o sentir que la vida tiene sentido es algo tan importante como sentirse amado o seguro. Y cuando esa sensación falta, puede haber dolor, confusión, apatía o desesperanza.
¿Qué es la logoterapia?
Viktor Frankl, psiquiatra y sobreviviente del Holocausto, propuso un enfoque terapéutico basado en esta idea central:
“El ser humano no está impulsado principalmente por la búsqueda del placer (como decía Freud) ni por el poder (como decía Adler), sino por la búsqueda de sentido” (Frankl, 2004).
La logoterapia, desarrollada por Frankl, es una corriente de la psicoterapia existencial que sostiene que incluso en medio del sufrimiento, la persona puede encontrar sentido, y que hacerlo tiene un efecto terapéutico profundo. No se trata de encontrar un único propósito trascendente, sino de conectar con algo que dé valor a la experiencia de vivir: un vínculo, un proyecto, un valor, una decisión tomada con libertad interior.
Tres caminos hacia el sentido
Según Frankl, el sentido puede encontrarse de distintas maneras (Frankl, 2004):
1. A través de lo que creamos o damos al mundo (trabajo, arte, acciones concretas).
2. A través de nuestras relaciones y experiencias (amor, naturaleza, belleza, vínculos).
3. A través de la actitud que tomamos ante el sufrimiento, cuando este no puede cambiarse.
Este último punto es esencial: el sentido no se borra con el dolor. Al contrario, puede revelarse con más fuerza en medio del sufrimiento, cuando encontramos formas de responder con dignidad, coherencia y conexión interior.
¿Qué pasa cuando no lo encontramos?
Cuando una persona no logra conectar con un sentido, puede aparecer lo que Frankl llamó “vacío existencial”: una sensación de aburrimiento profundo, desinterés, desconexión o incluso apatía. En contextos sociales donde prima el rendimiento, la imagen o la productividad, este vacío se vuelve más frecuente. Y aunque no siempre se traduce en un trastorno clínico, afecta profundamente el bienestar.
Desde Amülen, entendemos que la búsqueda de sentido no es una receta ni un camino lineal. Acompañamos a quienes se enfrentan a estas preguntas con respeto, sin apurar procesos, ni imponer respuestas. A veces, simplemente poder nombrar lo que duele ya abre la puerta a descubrir algo que, aunque no lo parezca, aún sigue vivo adentro.
Un espacio para preguntarse
Terapia no es solo hablar de síntomas. También puede ser un espacio para preguntarse, sin juicios, qué tiene valor para mí, cómo quiero estar en el mundo, con qué quiero reconectar. A veces esa pregunta no se responde con palabras, sino con presencia, escucha y tiempo.
Referencias
• Frankl, V. E. (2004). El hombre en busca de sentido. Herder. (Obra original publicada en 1946).
• Wong, P. T. P. (2012). The human quest for meaning: Theories, research, and applications (2nd ed.). Routledge.
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